De la posguerra a la actualidad, Lola Flores constituye un icono artístico, social y sentimentalde la cultura popular española del siglo XX. Su trayectoria en los diversos ámbitos del teatro, la copla, el baile, el cine, el tablao flamenco, la prensa y la televisión, demuestra su legado como una de las artistas más importantes de la historia de España.
Organizada por la Biblioteca Nacional de España (BNE), la sala de las Guillotinas (Madrid) alberga desde el 29 de septiembre hasta el 21 de enero una muestra en forma de recorrido por latrayectoria de la singular flamenca de Jerez de la Frontera. La entrada a la exposición es gratuita y libre hasta completar aforo.
La muestra está comisariada por Alberto Romero, catedrático de Filología de la Universidad de Cádiz y uno de los investigadores que más ha trabajado sobre la trayectoria y figura de la cantante, y María Jesús López, jefa de Servicio de Registros sonoros del Departamento de Música y Audiovisuales de la BNE.
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La directora de la BNE, Ana Santos, asegura que la exposición de Lola Flores va a atraer a público de todas las edades, clases sociales y culturas. Romero, antes de comenzar a guiar la muestra, menciona una de las frases que dijo Alba Flores, nieta de la cantante: "Lola Flores va a trascender a lo largo de la historia".
El catedrático manifiesta que esta exposición "nos da la razón a todos los que pensamos que Lola Flores forma parte del patrimonio cultural de la generación de nuestros abuelos y nuestros padres". Romero añade que esta muestra pretende reflejar una nueva manera de ver a la cantante "sin luces ni flores", alejada del personaje mediático que ella creó.
El centro documental recuerda a la Faraona a través de una colección de 80 piezas —procedentes de los fondos de la BNE—entre ellas grabaciones sonoras, videograbaciones, partituras, fotografías, revistas y libros de ella y sus contemporáneos. Cinco seccionesexponen los distintos periodos de la vida de Flores que corren paralelos a la propia historia contemporánea de España.
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Desde la Edad de Plata hasta el posfranquismo
Por orden cronológico, la muestra arranca en la Edad de Plata—desde los años 20 hasta la II República—con las raíces artísticas de la cantante. La siguiente sección está dedicada a "La niña de fuego" de la posguerra, donde surge Lola Flores como artista.En la tercera sala se encuentra una sofisticada, moderna, cosmopolita e internacional Faraona. En el posfranquismo la bailaora se convierte en Lola de España. La exposición termina a partir de 1995, cuando más de 150 mil personas acompañan a la actriz en su último adiós.
A lo largo de la exposición, López señala la gama cromática que recorre las cinco secciones. "El color de las flores cambia cuando se accede de una sala a otra. En la primera sección los elementos son de color gris acorde con la Edad de Plata. En la última sala predomina un color y una forma más surrealista, propia del posfranquismo", informa.
La exposición finaliza con una Lola Flores cubista, flamenca, pop y moderna. En la última etapa, el catedrático destaca uno de los grandes hitos de la artista: popularizar el flamenco. "Lola Flores consigue sacar el flamenco de la taberna, de la fiesta de los señoritos y lo lleva al teatro", explica.
Acompañan a esta historia, las voces y los juicios de Lorca, los Álvarez Quintero, los hermanos Machado, Sánchez Mejías, Martín Gaite, Vázquez Montalbán, Caballero Bonald, Umbral, Terenci Moix, Martín Gaite, Tico Medina, Villena, Antonio Burgos, Carlos Herrera o las más contemporáneas de Cristina Cruces, Israel del Santo, María Peláe, Alaska y Mario, Alejandro Sanz, Miguel Poveda, Estrella Morente o sus nietas, las también artistas Elena Furiase y Alba Flores.
A modo de coda final, los comisarios de la muestra proponen una reflexión abierta a las nuevas generaciones sobre el significado, el legado y la impronta de la artista.
Un referente de la lucha feminista y del activismo LGTBI+
Flores fue una de las voces más rotundas de la España del siglo XX. Aunque la artista estuvo asociada con el régimen franquista, fue defensora del aborto, de las mujeres empoderadas, de la transexualidad, de la etnia gitana y de los matrimonios poco convencionales.
La flamenca no solo buscó su libertad, sino también la de los demás: fue una gran defensora del colectivo LGTBI+y se convirtió en una abanderada del feminismo. La directora de la BNE afirma que la joven jerezana, que llegó a Madrid para comerse el mundo, consiguió dejar su nombre grabado a fuego en el imaginario colectivo.
Carlos Barea aseguró en la presentación de su libroFlores para Lola, una mirada queer y feminista sobre la faraona, que la figura de la cantaora, como icono LGTBIQ+, se ha ido agrandando con el paso de los años.
"Sobre Lola Flores se puede hablar con el señor que vota a la ultraderecha o con el activista 'queer' antisistema"
"Sobre ella se puede hablar con la nieta o con la abuela, con el señor que vota a la ultraderecha o con el activista queer antisistema, porque todos la conocen y todos la quieren", comenta Barea en su obra.
El especialista en Estudios LGTBI+ añade: "Al mismo tiempo que era alzada como símbolo de la dictadura, Lola también se convertía en una de las mujeres más libres e indomables de aquella época".